Está escrito, «Cien entran en un cuarto, pero uno sale a la Luz». ¿Entonces qué podemos hacer para asegurarnos de que al menos una docena de personas tengan éxito, o cien? En realidad, nuestro resultado ideal es no menos que un cien por ciento.
Toma a una persona común de la calle. Ella vive una vida decente, pero de pronto comienza a ser bombardeado por todo tipo de problemas e infortunios: conflictos con su esposa, los hijos fuera de control, problemas de salud que los doctores parecen no poder solucionar…. Hacia donde mire, descubre maldad. Las cosas siguen deteriorándose y no hay solución a la vista.
Ciertamente, todos los demás parecen estar justo en los mismos aprietos y eso lo hace más tolerable. Después de todo, el hombre siempre se examina en relación a otros en alegría y tristeza. Cuando algún infortunio cae sobre todos, es más fácil de soportar. Todos venimos de la misma alma y nadie puede juzgarse a sí mismo en el vacío, separado de los otros.
Siempre comparamos nuestro estado con la prosperidad o la miseria generales. Soy incapaz de sentirme yo exclusivamente, porque sin el entorno humano, caigo de regreso en el grado animal. Y si no hubiera animales alrededor, regresaría al nivel vegetativo. Si abandonas a un ser humano en el bosque sin animales, invariablemente se volverá como la vegetación que es su entorno.
Entonces, hoy existimos justo en el estado en que la crisis está envolviendo a todo el mundo. Seguro, los medios mitigan la situación mostrándonos que las personas están sufriendo en todos lados. Esto nos calma por un tiempo de manera que los próximos golpes sean más duros y penetren más profundo hasta que se vuelvan insoportables. Pero por el momento, veo a los demás y permanezco satisfecho con mi porción a pesar de los problemas que me aquejan. El sufrimiento de otras personas aquieta mi vigilia; el resultado es que el mal entrará en mi consciencia sólo tras volverse demasiado como para soportarlo.
¿Cómo podemos permanecer en un estado de impotencia en el que esto se vuelve un asunto de vida o muerte? Ahí es cuando el sufrimiento te da un indicio de que su llegada no es accidental sino con un propósito. La cadena de Reshimot (genes de información) te lleva a este pensamiento.
Sin embargo, no queremos llevar a la humanidad por este camino lleno de pandemias, desastres naturales, guerras mundiales, etc. Queremos llevar a la humanidad al reconocimiento del mal hoy, mientras las personas aún encuentran consuelo en la miseria de otros y en esperanzas vacías.
¿Cómo lo hacemos? Esto trae a colación el asunto de entender el gobierno: Ves que está endulzando tu vida, pero al mismo tiempo ves la vara que está preparando para ti en caso de que falles en reconocer este gobierno en su verdadera forma y en tiempo real, a través del prisma del sufrimiento mitigado.
Tal es el camino de la Torá, y tal es el camino del sufrimiento para toda la humanidad. Todo está en tus manos.
(66604 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 16 de Enero del 2012, «El Estudio de las Diez Sefirot»)
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