Michael Laitman, en Quora: “¿Cómo cambió Covid19 el futuro de la humanidad?”
Mientras más soportamos el coronavirus, más habrá cambios que tendrán impacto importante en nuestro futuro.
Al principio del brote, muchos pensaron que iba a terminar en cuestión de semanas. Las semanas pronto se volvieron meses y hoy, es mucho más claro que no va a irse a ningún lugar en el futuro inmediato.
La implacable perseverancia de la pandemia, seguirá su propagación mundial y está cansando e incomodando a mucha gente, La vida pre-coronavirus, que se basaba en una rueda de hámster competitiva consumista, se detuvo y más y más gente no tiene un futuro por el que valga la pena esforzarse.
En ese estado, estilo animación suspendida, algunos reaccionan explosivamente en disturbios y protestas, otros se deprimen en silencio, pero una fatiga general se expande por toda la humanidad. En realidad, también hay riesgo de que al salir de la pandemia inicien guerras, tanto en el interior como entre países.
Si no hay una perspectiva clara ni propósito en la vida y sin saber cómo navegar hacia el futuro, la falta de esperanza da pie a sentir impotencia y desaliento.
Aunque, con respecto al futuro, la vida era muy similar en la era pre-coronavirus. Es decir, jugábamos un juego egoísta y consumista, nuestra principal preocupación era seguir jugando. La mayoría no estaba muy interesado en saber a dónde, en última instancia, se dirigía la vida. Pero la naturaleza confiscó nuestro juego y sentimos que no podemos ganar y gastar hasta el cansancio como alguna vez lo hicimos.
¿Cómo, entonces, podemos avanzar a partir de aquí?
Ya que el coronavirus nos hizo más difícil cuidarnos, tal vez la desesperación nos impulse a llegar a una decisión donde necesitaremos cuidarnos más unos a otros.
La impotencia, desesperanza e insatisfacción en nuestra vida personal podría ser justo lo que necesitamos para cambiar el modus operandi de la sociedad, donde en lugar de buscar siempre ser el número uno -yo, mí mismo y lo mío-, que da pie a una serie de sensaciones negativas, podamos, si nos apoyamos unos a otros, encontrar verdadera satisfacción, fortaleza, felicidad y razón para vivir.
Después, cuando comencemos a vivir, no por nuestro bien, sino en apoyo y consideración mutua, veremos la vida de forma diferente.
Descubriremos una nueva y renovada propuesta para vivir, mientras tratamos de alinear nuestras relaciones con la interconexión global y perfecta que existe en la naturaleza. Esa calibración entre nosotros y la naturaleza nos resucitará con sensaciones completamente nuevas de vitalidad, buen ánimo y energía, las cuales en este momento ni siquiera podemos imaginar. Así cambiaríamos el juego de niños consumista que jugábamos antes del coronavirus, con un nuevo juego para adultos: nuestra participación activa para mejorar las relaciones humanas con el fin de llegar al equilibrio con la naturaleza.
Foto por Tom Ritson en Unsplash.