La unidad no es igualdad, sino inclusión mutua. El método de educación está basado en esta idea así: Cada uno es único, y por lo tanto los niños se desarrollan a través de discusiones que les permiten conocer las opiniones de otros niños, sin importar cuán numerosas son estas opiniones.
Gracias a este método, cada niño absorbe de los demás, se impregna de sus formas de ser, y crece para ser aún más único. El niño recibe de todos los demás y crece a partir de eso, desarrollando sus propias propiedades.
Esto es lo que queremos lograr con nuestro método de educación. Las personas que se unen correctamente, haciendo un contacto, se comunican entre sí, y construyen ellos mismos una sociedad humana, una sociedad que está basada en la inclusión mutua de cada uno en todos y de todos en cada uno. Como resultado, la singularidad de cada uno florece aún más.
Para ello, los niños realizan debates, que nosotros dirigimos y gestionamos solo un poco. Mientras tanto, todos tienen la oportunidad de hablar, de experimentar el rol de un juez y un abogado defensor, y un fiscal. Desarrollamos un ser humano en cada niño sólo a través de la inclusión mutua.
Entonces, año tras año, los niños crecerán diferentes el uno del otro. La diferencia entre ellos nos golpeará en la cara una vez tras otra, pero ¿y qué? Es decir, esto le dará poder a la unificación siguiente. Ese es el punto entero: Sin la supresión de la persona, podemos construir una comunidad de grandes personalidades.
De esta manera el método de la Cabalá nos permite utilizar toda la creación. De lo contrario, simplemente destruimos a la persona, la reducimos a un engranaje de la máquina, cuando en realidad, cada detalle, consciente de su carácter indispensable, debe poner la máquina en acción.
(42866 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/12/2011: «Paz en el mundo»)
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