Esperamos que gradualmente alcancemos un nivel de consenso en la sociedad, el estado y entre las personas cuando las personas comiencen a comprender que nadie más los puede cambiar sino ellos mismos, y que no serán capaces de cambiar el mundo sin cambiarse a sí mismos, que el mundo es la percepción de la persona, su propio reflejo, y es por esto que es necesario actuar como si estuviéramos en el futuro, de manera que este futuro se convierta en el presente. Como dijo Kozma Prutkov una vez: «Si quieres ser feliz, se feliz». En general, así es la cosa.
Por eso es que, un instructor debe ser también una especie de psicoterapeuta. Debe entender muy bien a las personas y saber todo acerca de esto. Los instructores deben terminar cursos y tener mucha experiencia. Necesitan estudiar fórmulas exactas del comportamiento, cambio y reacciones humanas. En otras palabras, la base de su experiencia debe contener escenarios específicos con entradas y salidas adecuadas. Ellos deben entender lo que están haciendo con la gente y los tipos de reacciones que pueden tener las personas, y necesitan saber exactamente qué se necesita para alcanzar el resultado.
Es más, cuando se trabaja con un grupo de adultos, también debemos convertirlos en instructores mientras trabajamos con ellos, porque cada persona, en general, es su propio instructor. Y cuando interactúa con otros, resulta que todos están instruyéndose unos a otros y a sí mismos. En otras palabras, este trabajo tiene dos caras, es el trabajo de colaboración entre todas las personas.
Y aunque al principio haya instructores, educadores, profesores y metodólogos trabajando con el grupo, el grupo toma de sí mismos todo el método, toda la cadena de cambios que debe experimentar, todo el programa, todas las leyes exactas del comportamiento, las leyes de la influencia y la interrelación entre unos y otros. Al final, todos en el grupo llegan a un punto donde puede aplicarse este método a sí mismos y a otros y activamente interactúan con el resto, teniendo la comprensión exacta de cómo cambiarse a sí mismos bajo la influencia del grupo.
En otras palabras, cuando la persona termina en cualquier escenario, incluso en uno accidental, siente exactamente cómo comportarse y cómo solucionar esta situación, para poder afectarla y hacer que tenga la influencia correcta sobre ella. De esta manera siempre será capaz de trabajar apropiadamente con el entorno y simultáneamente convertirlo en un instrumento para ella y para el grupo en el cual influye.
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